El plan fue desarticulado mediante una operación por la que agentes de la Policía Federal cumplieron hoy diez órdenes de captura y trece de allanamiento en los estados de Sao Paulo, Mato Grosso do Sul y Brasilia contra las personas que venían articulando la espectacular fuga.
Según la Policía Federal, el objetivo del plan era rescatar a algunos de los líderes del PCC que están presos en las penitenciarias federales de Brasilia y Porto Velho, que son las de mayor seguridad en el país y a la que son enviados los reclusos más peligrosos.
Entre los presos que serían rescatados figuran Marcos Willians Herbas Camacho, conocido como ‘Marcola’, Claudio Barbará da Silva, alias ‘Barbará’, y Valdeci Alves dos Santos, llamado también ‘Colorido’, considerados los principales cabecillas del PCC.
Entre las personas detenidas este miércoles destacan la esposa de Marcola y la cuñada de Barbará.
El PCC nació hace dos décadas en las cárceles del estado de Sao Paulo, desde donde controlaban el tráfico de drogas en varias regiones del país, y fue creciendo hasta convertirse en la mayor mafia de Brasil con tentáculos en países como Bolivia y Paraguay.
De acuerdo con un comunicado de la Policía Federal, los integrantes del PCC planeaban secuestrar a algunas autoridades, y ya venían haciéndole seguimiento a altos dirigentes del sistema penitenciario brasileño, para intentar intercambiarlos por los cabecillas presos.
Igualmente, planeaban ataques armados a las penitenciarías, con el uso incluso de helicópteros, así como organizar rebeliones en las mismas para distraer a las autoridades y facilitar las fugas.
El plan fue descubierto gracias a que las autoridades percibieron que los líderes mafiosos venían utilizando una red de abogados, con los que conversaban en códigos, para servirles como intermediarios en las comunicaciones con sus cómplices en libertad.
Estos abogados “transmitían tanto los mensajes de los custodiados como las respuestas de los criminales involucrados en el plan de rescate”, según el comunicado de la Policía Federal.
“Para organizar las actividades ilícitas, los investigados se valían de las visitas en los abogados para comunicarse con códigos referentes a situaciones jurídicas que no existen”, agrega la nota.
Entre los investigados figuran cuatro abogados con bufetes en Brasilia y seis en Sao Paulo.
El juez que ordenó las detenciones de este miércoles también había autorizado escuchas telefónicas previas a los investigados que permitieron establecer que la fuga era algo inminente.